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 El manifiesto de un Cypherpunk y las herramientas de criptografía para mantener la privacidad. La clave para eludir la clase dominante que controla la sociedad dominada sin que ésta sea consciente.

                    El manifiesto de un Cypherpunk
                                   Eric Hughes
                            9 de marzo de 1993

La privacidad es necesaria para una sociedad abierta en la era electrónica. La privacidad no es secretismo. Un asunto privado es algo que no queremos que todo el mundo sepa, pero una cuestión secreta es algo que no queremos que nadie sepa. La privacidad es el poder de revelarse selectivamente al mundo.

Si dos personas tienen algún tipo de acuerdo, entonces cada una tiene un recuerdo de su interacción. Cada una puede hablar de su propio recuerdo sobre el tema. ¿Cómo podría evitarse tal situación? Probablemente se podrían aprobar leyes en contra de ello, pero la libertad de expresión, incluso más que la privacidad, es fundamental para una sociedad abierta; nuestra intención no es restringir ninguna forma de expresión. Si muchas personas participan en un mismo foro, cada una puede hablar a las demás y ampliar los conocimientos adquiridos a nivel global acerca de esas personas. El poder de las comunicaciones electrónicas hace que dichos grupos sean posibles, y no van a desaparecer simplemente porque lo deseemos.

Si deseamos privacidad, es necesario garantizar que cada persona que intervenga en una transacción solo tenga acceso a la información estrictamente necesaria para dicha transacción. Tenemos que revelar lo mínimo indispensable. En la mayoría de los casos, la identidad personal no es relevante. 

Cuando compro una revista y pago en efectivo, el vendedor no necesita saber quién soy. Cuando contrato a mi proveedor de correo electrónico que tiene la capacidad de recibir y enviar mensajes, mi proveedor no necesita saber con quién estoy hablando, qué estoy diciendo o qué me están diciendo. Solo necesita saber dónde conseguir el mensaje y cuanto le debo en honorarios. Cuando mi identidad es revelada por el mecanismo de la transacción, no tengo privacidad. No puedo revelarme selectivamente; estoy obligado a revelarme siempre. 

La privacidad en una sociedad abierta requiere sistemas anónimos para efectuar transacciones. Hasta ahora, los billetes y las monedas han sido el principal sistema de privacidad de su clase. Un sistema para transacciones anónimas no es un sistema para transacciones secretas. Un sistema anónimo ofrece a las personas que revelen su identidad sólo cuando lo deseen; esta es la esencia de la privacidad.

La privacidad en una sociedad abierta requiere la criptografía. Si digo algo, quiero que lo oigan sólo aquellos a quienes se dirigió el mensaje. Si el contenido de mi intervención está a disposición de todo el mundo, no tengo privacidad. La encriptación significa que se desea la privacidad. Encriptar con sistemas criptográficos débiles es indicar que no se tiene un gran interés en la privacidad. Además, para revelar la propia identidad de forma segura cuando el anonimato es la opción predeterminada, no cabe duda que se requiere el sistema de firmas criptográficas.

No podemos esperar que los gobiernos, las corporaciones y otras grandes organizaciones nos garanticen la privacidad sin sacar beneficios de ello. A ellos les resulta beneficioso hablar de nosotros, y podemos esperar que lo harán. Intentar evitar sus discursos es luchar contra la esencia de la información. La información no sólo quiere ser libre, anhela ser libre. La información se expande hasta ocupar todo el espacio disponible. La información es el primo más joven y más fuerte del Rumor. La información tiene más ojos, sabe más y entiende menos que el Rumor.

Debemos defender nuestra privacidad si es que queremos tenerla. Tenemos que unirnos y crear sistemas que permitan realizar transacciones anónimas. La gente ha estado defendiendo su privacidad durante siglos a través de susurros, oscuridad, sobres, puertas cerradas, apretones de manos en confidencia y mensajeros. Las tecnologías del pasado no permitían una encriptación fuerte, pero las actuales tecnologías electrónicas sí.

Nosotros, los Cypherpunks, nos dedicamos a construir sistemas anónimos. Defendemos nuestra privacidad con criptografía, con sistemas de envío de correo electrónico anónimo, con firmas digitales y con dinero electrónico.

Los cypherpunks escriben código de programación. Sabemos que alguien tiene que escribir software para defender la privacidad, y como no podemos obtener privacidad a menos que todos lo hagamos, vamos a escribirlo. Publicamos nuestro código para que nuestros compañeros Cypherpunks puedan practicar y jugar con él. Nuestro código es gratis para que todo el mundo pueda usarlo. No nos importa si no apruebas el software que escribimos. Sabemos que el software no puede ser destruido y que un sistema ampliamente descentralizado no puede cerrarse.

Los Cypherpunks rechazan las regulaciones sobre criptografía, por lo que la criptografía es fundamentalmente un acto privado. El acto de encriptar, de hecho, elimina la información del ámbito público. Incluso las leyes contra la criptografía no pueden ir más allá de las fronteras nacionales y de su brazo armado. La criptografía se difundirá inevitablemente por todo el mundo, y con ella los sistemas de transacciones anónimas que la hacen posible.

Para que la privacidad se extienda, tiene que formar parte de un contrato social. Las personas deben unirse y utilizar estos sistemas para el bien común. La privacidad solo se extenderá siempre y cuando los miembros de la sociedad cooperen unos con otros. Nosotros, los Cypherpunks, estamos a la espera de sus preguntas y sus inquietudes y esperamos ser capaces de implicarlos para que no nos engañemos. Sin embargo, no nos desviaremos de nuestro rumbo porque algunos no estén de acuerdo con nuestros objetivos.

Los Cypherpunks estamos activamente comprometidos activamente a crear redes más seguras para la privacidad. Trabajemos juntos para lograrlo.

Adelante.
Eric Hughes