Quizás el hecho de que los efectos del orden de nuestra lógica innata suban desde las partículas más finas, lo atestigua el que experimentamos el tiempo transcurriendo mucho más lento en el esfuerzo que en lo dionisiaco, siendo entonces esto, testimonio de que ese orden original, «porque es muy grande el acercamiento o muy chico el alejamiento»–Jünger, es mucho más veloz en términos prácticos, que aquello más derivado y que hacemos con esfuerzo. De ahí nuestra preferencia por el «amor fati» por sobre «la sujeción a la disciplina». Pero relacionado con esto también vemos el valor de la tragedia: ¿no hay duración sin esfuerzo?