"Qué extraño espectáculo presentan estos orgullosos y altaneros estados: armados hasta los dientes y poseyendo todos los posibles instrumentos de poder, al mismo tiempo son agudamente sensibles. El cuidado y la atención que deben dedicar a sus fuerzas policiales disminuyen su poder externo. La policía erosiona las asignaciones para el ejército, y no solo las asignaciones. Si las grandes masas fueran tan transparentes, tan alineadas en sus átomos como afirma la propaganda, entonces no se necesitaría más policía de la que un pastor necesita perros para su rebaño de ovejas. Pero ese no es el caso, pues hay lobos escondidos en el rebaño gris, es decir, personajes que aún saben lo que es la libertad. Además, estos lobos no solo son fuertes en sí mismos; también existe el peligro de que una hermosa mañana transmitan sus características a las masas, de modo que el rebaño se convierta en una manada. Esta es la pesadilla de un gobernante."

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