Que asco, impotencia y hartazgo. Todas las soluciones que se me ocurren para escapar de esta vigilancia masiva y riesgo para mi seguridad y privacidad son muy radicales, para mi o para el estado.
No hay que ceder ante el chantaje. Nos quitan entre el 50% (el mejor de los casos con un salario mínimo) y el 80% de los que ganamos o incluso más. Ya solo les falta quitarnos la vida.