Occidente está perdido.
Lo que llaman democracia en España, y ya en la mayoría de los Estados occidentales, es una Dictadura del Funcionariado. Los políticos son la punta del iceberg, pero quien mantienen el Estado y viven de los trabajamos son los funcionarios. De hecho, la mayor parte de políticos son funcionarios o han vivido directamente del dinero público. No es casualidad.
En España, y en casi todos los sitios desde el siglo XIX, se confunde intencionadamente patria con Estado, porque es lo que necesita el estatalista para mantenerse en el poder. Se unió el significado de Estado y Nación, para confundir a la población y que defendieran los intereses del Estado, pensando que defendían los intereses de la gente, es decir, de ellos mismos. El concepto de patria o nación es étnico, no político. Los pueblos existen mucho antes que su organización política. Pero son las organizaciones políticas las que se aprovechan de esos sentimientos profundos para confundir a los pueblos y utilizarles como carne de cañón para defender sus intereses.
Defenderse uno mismo, a su familia, a sus propiedades, a su cultura, lengua y tradiciones es ser patriota. Defender una bandera, un Estado y una "cultura" impuesta desde arriba, es ser estatalista. La fidelidad al Estado es siempre opuesta a la fidelidad a uno mismo.
nostr:nevent1qqsthrp8pvcyg4qv6vdv085ph0fndg47p32wgugx8dz27ng45mm27fcppemhxue69uhkummn9ekx7mp0qgs0eac2gh86s9l24qfmnw52xawhz0f3d862yleaetpafygjmanaxlsrqsqqqqqp5l60tn