¡Tienes la obligación de viajar! ¡Debes disfrutar de la vida, vivir experiencias! ¿Cierto?
No necesariamente.
Mira, muchas veces pensamos que para ser felices necesitamos estar siempre haciendo algo grandioso o viviendo experiencias únicas. Pero la verdad es que la felicidad viene de dentro, no de las cosas que hacemos o tenemos.
Esto vale tanto para bienes materiales, como coches o smartphones, como para experiencias, para el amor y las relaciones. Si creemos que necesitamos viajar para tener una buena vida, o necesitamos a alguien para ser felices, nos sentiremos incompletos hasta que encontremos esa persona.
Entonces, intenta cambiar la manera en que ves tus deseos. En lugar de pensar "Necesito esto para ser feliz", dile a ti mismo "Sería bueno tenerlo, pero puedo ser feliz sin ello."
Haz una prueba: anota tus deseos.
Cuando no realizas esos deseos... ¿qué pasa? ¿Te sientes infeliz?
Ahora pensemos lo contrario.
Y si todos tus deseos fueran cumplidos, ¿nunca más desearías nada? ¿Serías completamente feliz para siempre?
Probablemente no, porque en cuanto conseguimos algo, inmediatamente queremos otra cosa.
Los deseos son INFINITOS. Realizarlos puede traernos alegría momentánea, pero esa felicidad no dura. La verdadera felicidad no está en conseguir lo que queremos, sino en estar contentos con lo que tenemos.
Entonces, es normal querer cosas. Pero esos deseos no deben controlar nuestra felicidad. Encontrando alegría dentro de nosotros mismos, minimizamos el sufrimiento y encontramos paz. Esto involucra practicar la gratitud, valorar las relaciones que tenemos, comprometernos en actividades significativas, vivir el momento presente y apreciar las pequeñas cosas de la vida.
En resumen, la clave para la felicidad no está en las experiencias externas o en la realización de todos nuestros deseos, sino en cultivar una satisfacción interna y apreciar lo que ya tenemos.
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