Bitcoin
Todos están de acuerdo en principio que el éxito de la red Bitcoin se debe medir en el precio de la moneda bitcoin, cuya cotización ATH (All Times High) más reciente ocurrió en Marzo 14 de 2024, cuando alcanzó el valor equivalente a USD 73.790; por cierto nada mal para algo que hace 15 años y medio valía cero.

Visto únicamente con este foco a  muchos les parece magia, o estafa, o ‘burbuja’, nada sólido en todo caso.

Lo cierto es que a la base de la red Bitcoin, y de la moneda bitcoin, hay tres fundamentos harto evidentes, qué además ya combinados resultan irresistibles para el mercado, es decir irresistibles para todo ahorrador, para todo aquel que entiende y respeta la propiedad privada, para quien se resiste a aceptar que el destino de la civilización occidental sería el estatismo, el autoritarismo, el totalitarismo y el globalismo (ONU, Agenda 2030).

Dadas las características estrictamente monetarias y de máquina informática de Bitcoin resulta un poco difícil aceptar lo anotado, a menos, claro está, que se profundice en la comprensión de ésos tres fundamentos, qué son: el código abierto, el cash digital, la producción y el consumo de energía eléctrica.

El diseño y construcción de la máquina monetario-informática Bitcoin, ofrecido por Satoshi Nakamoto en Octubre 31 de 2008 y Enero 3 de 2009 para examen y adopción voluntarias por parte de cualquiera en el planeta, integró magistralmente esos tres fundamentos.

Y sí, la máquina funciona, y su examen y adopción voluntarias crecen sin pausa y sin prisa. Y aun quienes se oponen, o no entienden, o les disgusta el funcionamiento del mercado (y de la civilización occidental y sus valores) así lo reconocen (y lo temen).

Y, por cierto, ya nos sucedió antes.

“Eppur si muove…” decía Galileo Galilei en 1633, con los dientes apretados, en ronco y fuerte susurro dicho para sí mismo, no fuera que lo fueran a oír los censores y terminara presto en la hoguera. Y era verdad, se movía.