Como parafrasea un amigo, "el césped del vecino siempre luce mejor que el propio". En países que tenemos por más acostumbrados a fenómenos meteorológicos adversos, como EEEUU con los huracanes, también abundan la confusión y la imprudencia.
Por ejemplo, hace unas semanas, tras las vidas sesgadas por Helene y ante la previsión aún peor que había con Milton, algunas autoridades de zonas en riesgo extremo llegaron a recomendarle a la población que se rotulase el nombre en el brazo para facilitar identificaciones.
También, en otras zonas donde la predicción daba un riesgo considerable de inundación, se suspendieron las clases y la gente hizo acopio de provisiones por si fuera necesario estar encerrados unos días. Incluso por si el huracán se desviaba, porque a veces ha pasado.
Finalmente Milton siguió bastante bien la traza que los meteorólogos habían pronosticado y en zonas limítrofes donde se esperaba tormenta tropical apenas llovió. Pero también esta vez la población se lo había tomado más en serio por la cercanía con Helene.
Seguro que si dentro de una o dos semanas amenazara otra DANA, la ciudadanía y las infinitas administraciones estarían más atentos, se lo tomarían más en serio. Pero de esto tenemos que aprender, establecer/revisar procedimientos y tomar medidas para minimizar riesgos a futuro.