Según van pasando los años, al menos en mi caso, la cantidad de amigos que tengo va disminuyendo. Algunos por qué los quehaceres de la vida adulta imponen distancia, otros dejas que se distancien, otros dejan que te distancies y algunos directamente te das cuenta que no eran amigos, si no colegas. Pues de los pocos amigos que aún puedo considerar como tal, se contarán con los dedos de una mano, está nostr:npub1tgghh47lyfkryzwqqzurzhxlvg850kdc2ynjqdqjlmevtzpfhqnq2xjzvy Sin duda es de esas personas que merece la pena encontrarse en la vida, de esas personas que pasan por la vida sumando a los demás, cada contribución que ha hecho en mi vida siempre han sido en tono positivo (mastodon, el amor por la naturaleza, mi afición al #huertomaceta y un largo etc....) El lo negara, incluso si le insistís, con su aguda e irritante voz y apestando a pachuli negara tan siquiera conocerme. Pero yo sé que pese a los kilómetros que ahora nos separan siempre estará al otro lado del teléfono para preguntarme qué tal estoy, para contarme alguna de sus aventuras o compartir alguna confidencia. Ayer estuve con el, orgulloso me mostraba su nueva huerta y yo orgullo de el, prestaba atención a lo que me iba contando y como no puede ser de otra manera entre amigos compartió parte de sus frutos conmigo que de alguna manera son fruto de la amistad. Así que me volví a casa orgulloso de mi amigo, contento por haber compartido un rato con el y con una bolsa de pimientos variados, maíz para hacer palomitas y una lustrosa calabaza. Lo mejor que me lleve de aquel ya lejano festival de Getafe sin duda fue el.
Eskerrik asko adizkide on. Maite zaitut txotxolo.
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